22 febrero 2007

Hace veinticuatro años, algunos, Los Verdes, ya hablaban de algunas cosas… Conviene no olvidarlo


Conviene no olvidar que hay una fuerza política a la que se tilda de utópica y de irracional, y que hace veinticuatro años, allá por 1983, empezó a andar en España. En ese momento ya decía cosas que ahora todos admiten como “dogma de fe”. Por citar algunos casos diré:

1. El cambio climático.

2. El agotamiento del modelo energético, basado en los combustibles fósiles.

3. Las enormes posibilidades de las energías renovables.

4. La nueva cultura del agua, basada en el ahorro, la eficiencia y la gestión de la demanda, y no en el aumento incesante de la oferta.

5. La necesidad de cambiar el modelo de transporte.

6. El urbanismo sostenible y los edificios bioclimáticos.

7. Las potencialidades de la agricultura ecológica.

8. El imperativo moral de los derechos de los animales.

9. El valor ecológico del bosque.10. La erosión y la desertización creciente.

11. La pérdida de la biodiversidad.12. La contaminación atmosférica que mata.

13. Los peligros de la contaminación química.

14. La destrucción de los hábitat y los ecosistemas naturales.

15. La contaminación y la destrucción de los mares.

16. Los carriles bici, el transporte colectivo y no contaminante, la peatonalización, las zonas verdes y el ferrocarril.


Y otros tantos temas que, en la actualidad, forman parte de la agenda de los organismos internacionales, de los gobiernos, de los partidos políticos tradicionales o del discurso publicitario de las grandes empresas que contaminan y destruyen el plantea. Iberdrola (ibertrola para los amigos) dice que produce energía limpia y verde. Acciona (una macrodestructora) hace anuncios sobre la sostenibilidad. Como en un extraño y cínico juego, las grandes corporaciones parecen haber acuñado aquello de “contra el cambio climático, el cambio semántico”.Pero esos mismos son los que ahora nos vuelven a acusar de lo mismo (locos, demagógicos, catastrofistas) cuando denunciamos los riesgos de los transgénicos, de la nanotecnología, de la contaminación electromagnética o las falsedades sobre las bondades de la energía nuclear.


Por supuesto que estas posiciones políticas de Los Verdes son sólo una expresión de una bastísima sensibilidad social compuesta, en gran medida, por el movimiento ecologistas y alternativo, y por sectores críticos de la comunidad científica: los disidentes del crecimiento. Si alguna fuerza política tiene hoy una alianza de hierro con la ciencia y la racionalidad crítica, es Los Verdes.Conviene no olvidarlo… y recordar qué decían de estos temas el PSOE, el PP (entonces AP), IU (entonces, como ahora, PCE) o los nacionalistas de PNV y CIU: Nada. O peor que nada: decían lo contrario y afirmaban las virtudes de todo aquello que nos ha conducido a donde estamos. Por ejemplo, el PSOE defendía (mirar el proyecto de PHN de Borrell) una política de pantanos y trasvases enloquecida, IU (el PCE) apoyaba la energía nuclear, y del AP no decimos nada, por pudor.Conviene no olvidarlo, ahora que el discurso puede obnubilar a la razón y la semántica ocultar la verdad. Parece que han cambiado el discurso, lo cual es tan positivo como peligroso, pero el “tribunal de la práctica” dice que en gran medida mienten. Veinticuatro años después del nacimiento de Los Verdes en España conviene no olvidarlo…