17 mayo 2006

Chernóbil, veinte años después: Razones para no resucitar al monstruo


En estos días, conmemoramos la catástrofe nuclear de Chernobyl, que ha costado decena de miles de muertes de personas, centenares de miles afectadas gravemente en su salud, millones de hectáreas contaminadas, y miles de años por delante para descontaminar. Es bueno recordar esto, ahora que algunos quieren resucitar el monstruo nuclear.¿Cuáles son las razones que aducen los que plantean rebatir el debate nuclear? Básicamente tres:Primera, la energía nuclear es la única alternativa para sustituir a los combustibles fósiles, como única forma de parar el cambio climático.Segunda, la energía nuclear es más barata que los precios que alcanza el petróleo y el gas, por su progresivo agotamiento.Y tercera, la energía nuclear nos hace menos dependientes del exterior, en materia energética.
Los argumentos sobre el cambio climático no pueden ser estatales, y han de ser necesariamente mundiales. Por ello, para valorar este argumento, observaremos una de las propuesta más serias de sustitución de generación de electricidad con combustibles fósiles por energía nuclear: el programa realizado por la Intenacional Energy Outlook y que ha criticado, de forma muy rigurosa, el investigador catalán del MIT, Marcel Coderch. Para que esta sustitución sea posible, es necesario construir, antes del 2030, unos 4500 reactores nucleares tipo 1GWE, 146, para renovar el parque nuclear actual, y 76 más para cubrir el aumento de la demanda previsto. En total, 4740 nuevos reactores nucleares. Esto supone un reactor nuevo cada dos días, de aquí a los próximos 25 años. Hay que tener en cuenta que cada reactor tarda no menos de cinco años en construirse ¿Cómo seria esto posible? ¿Cuál sería la situación del cambio climático cuando se lograra poner en funcionamiento todo el nuevo e inmenso parque nuclear necesario? No podemos ignorar que en el periodo de más construcción de reactores nucleares (1963-1988) se construyeron sólo 423 (17 reactores por año).Si estos nuevos 4740 reactores no son de cuarta generación (de neutrinos rápidos de ciclo cerrado), sólo se podrán instalar en países seguros políticamente, pues de los residuos del combustible nuclear de los reactores convencionales actuales se puede extraer plutonio y, con ello, fabricar bombas atómicas (mirar la crisis del programa nuclear iraní). Los reactores nucleares de neutrinos rápidos de ciclo cerrado no estarán en funcionamiento, si es que alguna vez lo están, hasta dentro de 30 a 35 años .Sobre las ventajas comparativas entre el precio del combustible fósil y la energía nuclear, hay que decir que si las causas del aumento del precio de los combustibles fósiles son la cercanía del cenit y la ubicación geoestratégica inestable de los yacimientos, estas dos mismas causas se repiten en el uranio nuclear. Para el programa de las 4740 nuevas centrales, se necesitaría una media de extracción de uranio de 700 Kt anual, lo cual supone multiplicar por ocho la capacidad de extracción actual. Estaríamos también, en no menos de 40 años, ante el cenit del uranio y el aumento de su precio. Esto por no hablar de los costes de construcción de una central nuclear (nueve veces superior a una central térmica) y de las externalidades negativas, como los residuos eternos. ¿Cuánto costaría el KW nuclear, si internalizáramos el coste del almacenamiento y cuidado de residuos a 5000 años vista?Por otro lado, para construir 4740 nuevas centrales y una extracción de 700 kt de uranio al año, es necesario consumir muchos combustibles fósiles, con mucho miles de millones de toneladas de CO2 que acelerarían el cambio climático.Por último, la tercera razón, la vamos a circunscribir al ámbito estatal español: la dependencia energética exterior. El combustible nuclear que usan hoy las centrales españolas se importa en un 83%. La tecnología nuclear es, en casi en su totalidad, también exterior (americana y francesa). ¿Dónde está, pues, la autonomía y estabilidad, en el suministro de la energía nuclear?Como vemos, no hay atajos ilusorios para el cambio climático y la crisis energética. La única alternativa es la apuesta por la diversificación de fuentes, la eficiencia y por las energías renovables. El sol proyecta sobre la tierra un potencial energético ocho mil veces superior a la totalidad del consumo final de energía solar del planeta, actualmente. Recibimos, al año, ocho mil veces la energía total que consumimos. Los obstáculos para una economía solar y eficiente no son tecnológicos, sino políticos, y hay que removerlos políticamente. En esa tarea está empeñado este Gobierno.
Francisco Garrido Peña

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